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Capítulo 3

Presentando el Chistianismo a los Mormones Capítulo 3

Mira el indice del PRESENTANDO EL CRISTIANISMO A LOS MORMONES  por Eric Johnson

LA EXISTENCIA DE DIOS

Argumentos Razonables Para Creer

«Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro; Fuera de Mí no hay Dios …»

Isaías 45:5

RESUMEN DEL CAPÍTULO

Una persona atea es alguien que cree que no existe un poder superior, mientras que un agnóstico no está seguro. Lamentablemente, muchos de los que abandonan el mormonismo se convierten en incrédulos y abandonan su fe en Dios. Muy a menudo, los que rechazan a Dios no se sienten obligados a presentar pruebas que apoyen su punto de vista, aunque no se pueda demostrar su creencia. Si bien muchos se resistirán, los escépticos deberían estar dispuestos a dar explicaciones razonables de por qué creen lo que creen, al igual que esperan que hagan los cristianos. Cuando se consideran las evidencias, creer en Dios es más sensato que no creer en absoluto. Al menos, el incrédulo debería estar dispuesto a seguir investigando para ver hacia dónde conducen las evidencias.

Mike entró en la Librería Utah Lighthouse de Salt Lake City, Utah, donde soy voluntario
de manera ocasional, y pidió material que criticase la posición de la Iglesia de los Santos
de los Últimos Días. Después de mirar a su alrededor por unos minutos, regresó al frente
de la tienda sentándose en una silla delante de mí. Procedió a contarme que recientemente
había abandonado el mormonismo tras conocer detalles sobre la traducción del Libro de
Mormón. Según un ensayo publicado en el sitio web de la iglesia, Joseph Smith consultó
una «piedra vidente» con características mágicas en el fondo de su sombrero para realizar
una traducción palabra por palabra. 1 También dijo que se sorprendió cuando los líderes de
la iglesia afirmaron que el Libro de Abraham en la Perla de Gran Precio fue «traducido» de
una manera espiritual, no literal. 2

Me dirigí a él: «Si no le importa que le pregunte, ¿qué cree actualmente sobre Dios?».

Contestó dudoso: «Oh, ahora soy ateo».

«¿Sabe con certeza que Dios no existe?».

«No lo sé con seguridad. Simplemente no creo en Él».

«¿Creería si las evidencias estuvieran a favor de la existencia de Dios?».

«Esto depende. Tal vez si pudiera estrechar la mano de Dios, eso sería un buen
comienzo». 3

Su último comentario le hizo reír. Lo dijera o no en broma, muchos de los que se
declaran ateos describen un escenario en el que Dios debe rendirles cuentas a ellos y no al
revés.

«Mike, todo el mundo tiene una fe que acompaña a su creencia. El teísta es una
persona que afirma que Dios existe. El ateo cree que Dios no existe. Los agnósticos dicen
que no pueden saber con certeza acerca de Su existencia. Creo que usted encaja mejor en
la categoría de agnóstico porque pareciera que estuviera inseguro sobre la existencia de
Dios».

«¿Sabe? Puede que tenga razón. Me considero una persona abierta. Escuche, hace
sólo unos meses que no creo en Dios y estoy en proceso de averiguar ¡todo esto!».

En sólo unos minutos, Mike había pasado del ateísmo al agnosticismo, que es un paso
más cercano hacia la creencia en la existencia de Dios, el teísmo. Observando su lenguaje
corporal y su tono de voz, Mike se muestra renuente a seguir hablando del tema. Intento no
forzar el diálogo con alguien que no está preparado o interesado, ya que esto podría
entorpecer futuras conversaciones. Puede que nuestro amistoso intercambio le animara a
volver a la Librería. O tal vez otro cristiano entraría en su vida en un futuro no muy lejano.
Después de hacer su compra, nos despedimos y abandonó la Librería.

LA EXISTENCIA DE DIOS

Puede parecer fuera de lugar un capítulo sobre la existencia de Dios en un libro que
explica las doctrinas cristianas a los Santos de los Últimos Días. Sin embargo, este tema es
importante porque algunos que abandonan el mormonismo luchan por mantener su
creencia en Dios. He conocido a personas que han decidido permanecer en la ISUD como
ateos –escondidos en el armario– mientras viven con el temor de ser descubiertos. Admitir
que han perdido su fe en el mormonismo podría costarles relaciones con amigos y
familiares, así como sus carreras y su posición en la comunidad.

Muchos antiguos mormones se consideran ateos o agnósticos. 4 Sin embargo, creo que
muchos seguidores de los SUD siguen abiertos a creer en Dios y se beneficiarían si
hablaran de estos temas con un cristiano informado pero paciente.

Cuando hablo con antiguos mormones escépticos, me gusta preguntar: «¿Y cómo ha
afectado su creencia en Dios y en Jesús al tomar la decisión de abandonar la ISUD?». Ya
no me sorprendo cuando me dicen que abandonaron rápidamente la creencia en un poder
superior. A continuación, pregunto: «¿Alguna vez creyó en Dios y en Jesús?». La
respuesta típica es: «Por supuesto que sí». ¿Mi respuesta? «Solo porque descubrió que la
ISUD no es verdadera, ¿cree que esto significa que Dios y Jesús no existen? ¿O que no se
preocupan por usted?».

Mi deseo no es agobiar a los antiguos mormones con pruebas que no estén dispuestos
a escuchar. Una forma de contrarrestar una posible puerta cerrada es utilizar una
herramienta subutilizada en el arsenal del cristiano, el testimonio personal. Hay ocasiones
en las que una persona está dispuesta a debatir sobre la existencia de Dios. Si es así, se
necesita algo más que nuestras historias personales, por poderoso que sea nuestro
testimonio.

Aunque algunos criticarán a los cristianos por su «credulidad», hay evidencias
disponibles que pueden ser útiles para aquellos que son objetivos. Josh y Sean McDowell
escriben que, «muchos cristianos utilizan el término ‘fe’ para referirse a la ‘fe ciega’ y no a
la bíblica. Pero en sí mismo, el cristianismo no exige una fe ciega». Josh añade: «Con
frecuencia se acusa a los cristianos de dar un ‘salto a ciegas en la oscuridad’. Sin embargo,
para mí, las pruebas del cristianismo son poderosas y convincentes. Por eso, cuando me
hice cristiano, no había dado un salto a ciegas en la oscuridad; más bien, había entrado en
la luz». 5

Si este es el caso, entonces es importante establecer un punto de partida para nivelar el
terreno de juego. Hay que reconocer que todo el mundo tiene algún tipo de fe, aunque no
reconozca ninguna deidad en particular. Esto se debe a que la evidencia empírica (física)
(o la falta de ella) no puede, por sí sola, probar o refutar a Dios. Las personas inteligentes
desean ir en la dirección a la que conducen las evidencias, lo que en círculos filosóficos se
conoce como «inferencia a la mejor explicación».

Desde el principio se deben establecer las reglas de juego. Lamentablemente, algunos
escépticos quieren que los cristianos respondan a sus objeciones mientras sostienen que
no son responsables de presentar pruebas de por qué rechazan la existencia de Dios.
Alguien me preguntó una vez: «¿Cómo puedo demostrar que Dios no es real? Si tomo una
fotografía de Dios que no esté en una habitación, ¿dejarás de creer en Él?».
No obstante, sugerir que algún tipo de fe no forma parte del sistema de creencias del
escéptico es un argumento absurdo. Norman Geisler y Frank Turek describieron cómo el
difunto científico agnóstico Carl Sagan …

«… hizo la última declaración de fe en el materialismo ateo cuando afirmó que ‘el Cosmos es todo lo que es o lo que alguna vez fue o lo que alguna vez será’. ¿Cómo lo sabía con seguridad? No lo sabía. ¿Cómo iba a saberlo? Era un ser humano limitado con conocimientos limitados. Sagan operaba en el ámbito de la probabilidad, igual que los cristianos cuando dicen que Dios existe. La pregunta es, ¿quién tiene más pruebas para su conclusión? ¿Qué conclusión es más razonable?». 6

Alex McFarland, director del «Center for Christian Worldview and Apologetics» de la
Universidad North Greenville de Carolina del Sur, escribe:

«Es importante entender algo sobre ser ateo que incluso la mayoría de los ateos no reconocen, y es que el ateísmo requiere omnisciencia (conocimiento completo de todo). Si no lo cree, considere lo siguiente: Un ateo está haciendo una afirmación positiva de que no hay Dios. La única forma de que alguien pudiera hacer tal afirmación sería suponer que lo sabe todo, sobre todo. De lo contrario, siempre cabría la posibilidad de que Dios existiese en realidad, pero que simplemente estuviese fuera del conocimiento o de nuestra capacidad de conocerlo». 7

Turek describe la responsabilidad de los ateos:

«Afirmar que el ateísmo no es una cosmovisión es como decir que la anarquía no es realmente una postura política … los ateos pueden simplemente decir que ‘rechazan a Dios’, pero siguen enfrentándose al problema ineludible de cómo explicar la realidad
última. Así como los anarquistas afirman la creencia positiva de que la anarquía es la mejor manera de organizar la sociedad, los ateos afirman la creencia positiva de que el materialismo ateo es la mejor manera de explicar la realidad última. Un ateo verdadero es
alguien que cree que Dios no existe. Y son los ateos quienes tienen la carga de la prueba para demostrar cómo el materialismo es cierto y cómo la realidad se puede explicar sin Dios». 8

Para ilustrarlo, hablemos de la existencia de Papá Noel. ¿Qué hace que millones de
personas (sobre todo niños pequeños) crean en la realidad de un gordito alegre que vive
en el Polo Norte? Los fieles creyentes de Papá Noel podrían hablar de este hombre mayor
con barba y traje rojo sentado en su casa de pan de jengibre en algún centro comercial.
Puede ser empíricamente visto, escuchado («jo, jo, jo») e inclusive palpado. Es el
responsable de colocar cuidadosamente miles de millones de regalos bajo los diferentes
árboles de Navidad en la nochebuena. ¿Quién si no podría haber consumido el vaso de
leche y las galletas dejadas en la mesa de la esquina? Vamos, ¡esto sin duda debe
demostrar la existencia de Papá Noel!

Los que no creen en Papá Noel podrían objetar diciendo que hay muchos impostores
vestidos con trajes rojos y barbas postizas sentados en sus tronos reales en los centros
comerciales de la ciudad. En contra de un auténtico Papá Noel podrían presentarse las
pruebas de vídeo de los padres que fueron vistos colocando esos regalos bajo los árboles.
Además, no hay pruebas de que ningún reno pueda volar por los cielos.

Imagínense las reacciones de los creyentes en Papá Noel. Para empezar, podrían
insistir en que los vídeos que muestran a los padres colocando regalos bajo el árbol sólo
son una prueba de lo que ocurre en los hogares donde vivían niños traviesos. Si el vídeo
se hubiera filmado en lugares donde vivían los niños con buen comportamiento, se habría
demostrado la falsedad del escéptico. Además, ¿cómo se puede demostrar que los renos
mágicos no pueden volar?

Aunque la mayoría de los adultos racionales estarán de acuerdo en que los argumentos
a favor de la existencia de un Papá Noel que vuela alrededor del mundo son débiles, tanto
los creyentes como los no creyentes son responsables de aportar razones para sus
diferentes puntos de vista. Es posible, pues, presentar evidencias que vayan en contra de
la existencia de un ser mítico. De igual manera, el escéptico necesita presentar evidencias
que demuestren que Dios es un concepto imaginario. La fe ciega no es un requisito para
creer o no en la existencia de Dios.

EVIDENCIA PARA LA EXISTENCIA DE DIOS

Los teístas pueden señalar una gran variedad de razones para apoyar la existencia de
Dios. En efecto, al final de este capítulo recomiendo tres libros diferentes que ofrecen
desde 20 hasta 50 razones diferentes. Sin embargo, y desde un principio, hay que
entender que ni siquiera cien razones probarán suficientemente la existencia de Dios.
Muchos escépticos dirigen su ira contra lo que consideran un ser celestial ficticio. Ya se
trate de señalar las atrocidades que perciben en el mundo, sucesos trágicos ocurridos en
su vida personal o prohibiciones irrazonables de la Biblia que contradicen su modo de vida
preferido; en su incredulidad, pueden mostrarse obstinados. Como escribe Paul Copan: «Al
defender su fe, los cristianos no deben ignorar los factores personales y morales que
impiden a las personas abrazar a Dios y que llevan a otras a oscurecer importantes
evidencias de su existencia. Algunas personas sencillamente no quieren a Dios en sus
vidas». 9

Supongamos por un momento que el escéptico está dispuesto a considerar la idea de
que Dios existe. Si ese es el caso, aquí están mis tres razones favoritas.

  1. La Creación del Universo Señala a un Dios Eterno

Utilizar el universo finito como prueba de un poder superior se le conoce como
«argumento cosmológico». Este afirma que hay alguien / algo más allá del universo que
creó todo. Durante la mayor parte de su vida profesional, el filósofo ateo del siglo XX,
Antony Flew, debatió contra la existencia de Dios. Unos años antes de morir en 2010, Flew
cambió de opinión y se volvió al teísmo. Muy influido por N. T. Wright, afirmó que el
argumento cosmológico desempeñó un papel importante en su cambio de opinión. Afirmó:
«La única explicación satisfactoria del origen de la vida ‘autodirigida y autorreplicante’ que
vemos en la Tierra es una mente infinitamente inteligente». 10

Aunque falleció tres años después de la publicación de su libro, dijo que estaba abierto
a la existencia de Dios: «Algunos afirman haber entrado en contacto con esa Mente. Yo,
todavía no. Pero, ¿quién sabe lo que podría ocurrir? Puede que algún día oiga una voz que
me diga: ‘¿Puedes oírme ahora?’». 11 Si Flew nunca creyó, no es porque la presencia de
Dios no se diera a conocer. De hecho, la idea de que hay algo en lugar de nada demuestra
que debe haber una inteligencia superior más allá de este universo. Este es un ejemplo de
lo que se conoce como revelación general (o natural). El Salmo 19:1 registra:
«Los cielos proclaman la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de Sus manos».

Romanos 1:18-20 dice que los seres humanos son responsables de creer en Dios:

«Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con [a]  injusticia restringen la verdad.  19  Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de [b]  ellos, pues Dios se lo hizo evidente.  20  Porque
desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa».

Considere la siguiente secuencia lógica que aporta pruebas utilizando el argumento
cosmológico:

  1. El universo tiene un principio.
  2. Todo lo que tiene un principio debe haber sido causado por otra cosa.
  3. Por lo tanto, el universo fue causado por algo más (un Creador).

Aquí, hay otra forma de decirlo:

  1. Todo lo que empezó a existir tiene una causa.
  2. El universo comenzó a existir.
  3. Por lo tanto, el universo tiene una causa.

Alguien podría preguntar: «Entonces, ¿cómo fue creado Dios?». La clave en la primera
secuencia es la segunda premisa: «Todo lo que tiene un principio …». La siguiente
secuencia rellena el vacío:

  1. Todo lo que empezó a existir tiene una causa.
  2. Dios, que existe por Sí Mismo, no comenzó a existir.
  3. Por lo tanto, Dios no necesitaba una causa.

El Salmo 90:2 declara: «Desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios». Y el
Salmo 93:2 agrega: «Tú eres desde la eternidad». Dios ha existido desde un pasado eterno
y seguirá existiendo en un futuro eterno. Por supuesto, este concepto se vuelve
incomprensible cuando los humanos intentan entenderlo con sus mentes finitas. Cuando
era más joven, solía cerrar los ojos y pensar en el pasado como si hubiera sido «por los
siglos de los siglos …» Llegaba un momento que de manera repentina mi cerebro entraba
en un estado de shock porque este concepto no me cuadraba.

Los escépticos pueden pensar que lo que causó el universo está basado en la teoría del
Big Bang de la evolución y el proceso aleatorio. Esto demanda más fe que la simple
creencia en Dios. Por un lado, la persona que no cree en la existencia de Dios está limitada
a dos posibilidades:

  1. No rxistía nada antes de que existiera algo.
  2. La materia es eterna.

Ninguno de los dos puntos anteriores, tiene sentido lógico. Por un lado, algo no puede
surgir de la nada, ya que «nada» (ninguna cosa) no existe. Todos los alumnos de séptimo
grado que hayan asistido a una clase de ciencias saben, que «de la nada no sale nada».
Además, la materia no ha existido eternamente. Norman Geisler escribe:

«El tiempo no puede retroceder indefinidamente hacia el pasado, ya que es imposible atravesar un número real infinito de momentos. Entre mi dedo pulgar y mi dedo índice existe un número teóricamente infinito de puntos adimensionales, pero no puedo meter entre ellos un número infinito de hojas de papel por muy finas que sean. Cada momento que pasa consume un tiempo real que nunca podremos volver a experimentar. Si pasáramos el dedo por infinitos libros de una biblioteca, nunca llegaríamos al último. Es imposible terminar una serie infinita de cosas reales». 12

El científico Stephen Meyer añade: «Si las condiciones necesarias y suficientes para la
creación del universo siempre existieron en el pasado infinito, entonces el universo mismo
debería haber llegado a existir hace un tiempo infinitamente largo (cuando esas
condiciones se dieron ‘por primera vez’) y deberíamos tener pruebas de ello. Pero, una vez
más, no las tenemos. En cambio, tenemos pruebas de un universo finito, no infinito». 13
Por lo tanto, en algún momento del pasado distante tuvo que haber un principio porque
el universo sigue expandiéndose. Esto significa que existe una fuerza no material,
atemporal y sin espacio que los filósofos llaman la Primera Causa. Los cristianos creen que
Dios es la Primera Causa que ha existido eternamente y ha creado todas las cosas finitas.

  1. El Diseño del Universo Muestra la Magnificencia de Dios

Explorando la naturaleza he tenido muchas sorpresas en las que la existencia de Dios
cobraba sentido. Las complejidades del cielo nocturno en el desierto parecen exigir a gritos
un diseñador. El argumento es el siguiente:

  1. Todos los diseños suponen un diseñador.
  2. Existe un gran diseño en el universo.
  3. Por lo tanto, debe haber un diseñador de este.

Un universo que permita la vida es extremadamente raro, ya que la exploración espacial
no ha dado ningún indicio de que sea posible la vida en ningún otro planeta. Sir Roger
Penrose, que se definía como ateo, en una ocasión, calculó que existían más
configuraciones posibles –de hecho, 10 10123 – lo que generalmente darían lugar a múltiples
universos de agujeros negros que nunca serían capaces de iniciar o sostener la vida.
Meyer lo describe como un número «hiperexponencial» (Nota del Traductor: hiper:
Significa ‘por encima de’, ‘exceso’ o ‘grado superior al normal’. [https://dle.rae.es/hiper-
?m=form]).

«10 elevado a la décima potencia (o 10.000 millones) elevado de nuevo a la 123ª potencia. Para poner esta cifra en perspectiva, puede ser útil observar que los físicos han estimado que todo el universo contiene ‘sólo’ 10 80 partículas elementales (un número enorme: un uno (1) seguido de 80 ceros). No obstante, ese número representa una fracción minúscula de 10 10123 . De hecho, si intentáramos escribir este número con un uno (1) seguido de todos los ceros que serían necesarios para representarlo con exactitud sin utilizar exponentes, habría más ceros en el número resultante que partículas elementales en todo el universo. Por tanto, el cálculo de Penrose sugiere una disposición de masa-energía
increíblemente improbable, un grado de ajuste inicial que realmente no refleja la palabra ‘exquisito’. No conozco ninguna palabra en inglés que haga justicia al tipo de precisión que
estamos debatiendo». 14

Supongamos que el universo tuviera las piezas de creación aleatorias para iniciar con la
posibilidad de sustentar la vida en uno de los planetas al cual llamamos Tierra. Asumamos,
por el bien del argumento, que el universo supera las probabilidades. Aun así, hay una
serie de variables científicas que deben permanecer constantes para que esta Tierra
permita la vida, incluyendo: 15

  • El oxígeno constituye el 21% de la atmósfera terrestre. Si fuera el 25%,
    estallarían incendios; si sólo fuera el 15%, los seres humanos morirían
    asfixiados.
  • Si la fuerza de gravedad se alterara 1 parte en 10 40 , el sol dejaría de existir y la
    luna se estrellaría contra la tierra.
  • Si el universo se expandiera a un ritmo de una millonésima parte más lento de lo
    que lo hace, la temperatura alcanzaría los 10.000 grados centígrados, lo que
    constituiría un verdadero calentamiento global.
  • La distancia media entre los 100 billones de estrellas de la galaxia es de 30 billones de millas. Si esa distancia se alterara ligeramente, las órbitas se volverían erráticas y se producirían variaciones extremas de temperatura. (Viajando a la velocidad del transbordador espacial, 17.000 mph o 5 millas por segundo, se tardarían 201.450 años en recorrer 30 billones de millas).
  • Si Júpiter no estuviera en su órbita actual, la basura espacial bombardearía laTierra. El campo gravitacional de Júpiter actúa como una aspiradora cósmica, atrayendo asteroides y cometas que de otro modo chocarían contra este planeta.

Se podrían mencionar muchos otros ejemplos. ¿Cuál es la posibilidad de que el universo no sólo tuviera las piezas para un inicio, sino que siga funcionando por azar y no por diseño inteligente?

El bioquímico Michael Behe utiliza el término «complejidad irreducible» para demostrar que la teoría de la evolución gradual de Charles Darwin no solo era imposible, sino también improbable. Behe explica cómo un flagelo bacteriano precisa piezas similares a las de un motor fuera de borda, ya que necesita el equivalente a un propulsor (flagelo), juntas universales, anillos y estatores. El sistema de transporte de este sencillo organismo unicelular debe estar ensamblado de manera exacta o el flagelo será incapaz de girar para propulsarse. Un paso en falso en su desarrollo y la bacteria no tendrá capacidad de movimiento, del mismo modo que el motor de un barco mal montado hará que el pescador pase la tarde en el muelle. Por lo tanto, el organismo necesita las piezas exactas y el ensamblaje adecuado para que esas piezas funcionen.

Behe emplea el ejemplo de una ratonera corriente para demostrar la complejidad irreducible. Sus componentes son sencillos: una plataforma de madera, un martillo metálico, un muelle, un pestillo y una barra metálica. Él escribe: «Supongamos que una noche, mientras lee, escucha el ruido de unos pasitos en la despensa e inmediatamente se dirige al cajón de los utensilios para coger una ratonera. Lamentablemente, y debido a un defecto de fabricación, a la trampa le falta una de las piezas mencionadas. ¿Qué pieza podría faltarle y aun así permitirle atrapar un ratón?». 16

Aunque el instrumento (la ratonera) parece bastante sencillo, se requiere un diseño y un
diseñador para este instrumento. Al igual que el flagelo, cada elemento de la ratonera es
necesario. A continuación, es necesario que la trampa esté bien ensamblada. Esto no
ocurrirá por accidente. Supongamos que las piezas de la trampa se colocan en una bolsa y
luego estas son agitadas al azar. ¿Exactamente, cuánto tiempo tardaría esta trampa en
ensamblarse por sí sola de la forma correcta? La respuesta correcta es, ¡nunca! Se trata de
una inferencia a la mejor explicación.

Si una simple bacteria y una ratonera requieren un diseño inteligente, ¿cuánto más esta
tierra y el universo? Nadie apostaría un dólar a las probabilidades de que este universo
surgiera de forma aleatoria, incluso si se asignaran miles de millones de años para que
ocurriera. Lo complejo del universo apunta a un Diseñador que no está contemplado en los
procesos evolutivos aleatorios.

  1. La Moral Señala la Justicia de Dios

El argumento moral afirma:

  1. Existe una ley moral objetiva.
  2. Las leyes morales implican un legislador moral.
  3. Por tanto, existe un legislador moral.

Los cristianos están de acuerdo que los males natural y moral existen en este universo
contaminado por el pecado. Los huracanes, tifones y tornados son el resultado del mundo
natural caído en el pecado. Entretanto, los seres humanos pecadores son libres de cometer
faltas morales. Adán y Eva eran seres perfectos, pero se les dio la libertad de desobedecer
a Dios (Génesis 2:16-17). Esto dio lugar a la caída e introdujo el pecado en el mundo.
Según Romanos 5:18, «por una transgresión resultó la condenación de todos los
hombres». Felizmente, como dice el versículo 19, Jesús vino para que por Su obediencia
«los muchos serán constituidos justos».

Es preciso comprender que el mal no puede existir por sí mismo. El mal es la privación
del bien. La privación es algo que debería ser, pero no es. Por ejemplo, un coche está
hecho de metal que puede corromperse con el óxido, mientras que una camisa se estropea
cuando una polilla le hace un agujero. El óxido y el agujero que deja la polilla no existen en
las ediciones originales. Del mismo modo, el mal no puede existir por sí mismo sin el
original (el bien).

Antes de convertirse al cristianismo, C. S. Lewis, luchó con el tema de la moralidad. En
su libro clásico, «Mero Cristianismo» (en inglés, «Mere Christianity»), él escribió: «Mi
argumento contra Dios era que el universo me parecía cruel e injusto. Pero, ¿cómo me
había hecho esa idea de lo justo y lo injusto? Un hombre no llama torcida a una línea a
menos que tenga alguna idea de lo que es una línea recta. ¿Con qué comparaba este
universo cuando lo llamaba injusto?». 17

Lo moral no es sólo una cuestión de opinión. Como dijo Geisler:

«Las leyes morales no describen lo que es, estas establecen lo que debería ser. No se pueden conocer observando lo que hace la gente. Es lo que todas las personas deberían hacer, tanto si lo hacen como si no. Afirmaciones como ‘Hitler se equivocó’ carecen
de valor si se trata de una simple opinión o si los juicios morales de Hitler son correctos o incorrectos en función de las normas culturales. Si estaba objetivamente equivocado, entonces debe haber una ley moral más allá de nosotros por la que debemos regirnos. Pero si existe tal ley moral universal y objetiva, entonces debe haber un Dador de la Ley Moral universal (Dios)». 18

Se puede argumentar que todo el mundo debería saber que ciertas cosas están mal,
como matar o violar a inocentes. Desde la cosmovisión materialista atea la moral para ellos
es difícil de explicar porque no tiene un fundamento empírico. Frank Turek, escribe: «La
moral no está hecha de moléculas. ¿Cuánto pesa la justicia? ¿Cuál es la composición
química de la valentía? ¿Qué cantidad de hidrógeno hay en la molécula de la honestidad?
¿Tenía Hitler moléculas ‘malas’? Las anteriores, son preguntas absurdas porque las
normas morales no están hechas de moléculas». 19 Y añade que, «un valor moral objetivo
es correcto, aunque todo el mundo piense que está mal. Como la moral objetiva se basa en
el objeto conocido como la naturaleza de Dios, es inmutable y autoritaria. No se ve
afectada por nuestras opiniones respecto a esta». 20

La moral no puede fabricarse sobre la base de los sentimientos de una persona o de las
leyes de una sociedad. Por el contrario, según la ley moral de Dios algo está bien o mal. En
la década de 1930, Adolfo Hitler promulgó leyes en Alemania para encarcelar y asesinar a
personas en campos de concentración por el simple hecho de tener la herencia, la
orientación sexual o la religión «equivocadas». En Estados Unidos, en la década de 1950,
las leyes del Sur obligaban a los afrodescendientes a sentarse en la parte posterior de los
autobuses urbanos. En el mismo país, el aborto se legalizó en 1973 por una abrumadora
decisión de 7 a 2 en un caso del Tribunal Supremo (Roe contra Wade). En estos tres
casos, legalidad no equivale a moralidad.

Existen cosas que son inmorales porque pervierten la moral. El genocidio, el racismo y
el asesinato de niños inocentes han sido actos inmorales para todas las personas en todas
las épocas de la historia y en todo lugar, independientemente de la justificación que se
utilice para apoyar estos actos. Tiene sentido, pues, que el creador de la moral esté por
encima de los humanos. Es posible llegar a endurecerse y reprimir la conciencia dada por
Dios, como afirma Romanos 2:14-15: «Porque cuando los gentiles, que no tienen la ley,
cumplen por instinto los dictados de la ley, ellos, no teniendo la ley, son una ley para sí
mismos.  15  Porque muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, su conciencia
dando testimonio, y sus pensamientos acusándolos unas veces y otras defendiéndolos».

Utilizando el ejemplo de asesinar a inocentes sin motivo, Geisler y Turek explican:

«Por ejemplo, no podemos ignorar, que está mal matar a innumerables seres humanos sin motivo. Algunos pueden negarlo y cometer un asesinato de todas maneras, pero en el fondo de su corazón saben que el asesinato está mal. Incluso los asesinos en serie saben que matar está mal, pero no sienten remordimientos. Y como todas las leyes morales absolutas, asesinar está mal para todos, en todas partes: Estados Unidos, India, Zimbabue y cualquier otro país, ahora y siempre. Eso es lo que la Ley Moral dice a todos los seres humanos». 21

Si la moral requiere una fuente superior a los humanos, entonces Dios debe existir.

CUANDO SUCEDEN O NO, COSAS MALAS

Una de las objeciones más comunes contra un Dios todopoderoso y amoroso es que a
la gente «buena» le ocurren cosas malas. Cuando el Covid-19 se extendió por el mundo a
partir de 2020, seres humanos inocentes sufrieron y muchos murieron. Cada día hay
personas que resultan heridas o mueren en accidentes de automóvil, se deterioran a causa
de un cáncer incurable y soportan luchas y separaciones familiares. Buenos amigos míos
han sufrido dolor en sus cuerpos por diversas dolencias. Mientras tanto, fieles cristianos de
todo el mundo son perseguidos e incluso asesinados por sus creencias. 22

¿Cómo afrontan los que no son cristianos la calamidad y la desgracia? Los partidarios
del panteísmo oriental afirman que el mal es ilusorio. Sin embargo, para el resto de formas
de pensar, el mal es real. Los ateos e incluso los agnósticos son incapaces de consolar a
alguien que atraviesa una situación difícil, excepto, tal vez, diciendo: «Mis pensamientos
están con usted, pero así es como suceden las cosas. Mejor suerte la próxima vez». Por
supuesto, ningún ateo diría esto en voz alta, pero si no hay ningún propósito cuando
sobreviene una calamidad, ¿qué consuelo puede haber?

¿Por qué suceden cosas malas? La respuesta es sencilla: Para dar gloria a Dios.
Aunque algunos predicadores a través de la televisión afirman que Dios desea salud y
prosperidad para los creyentes fieles que les donan dinero, esta enseñanza es un engaño.
Se sacan versículos de su contexto para hacer creer que Dios desea que los cristianos
tengan vidas llenas de placer y felicidad.

Por el contrario, la Biblia está llena de historias de hombres y mujeres fieles que
tuvieron que soportar tiempos difíciles. Por ejemplo, la historia de Job en el Antiguo
Testamento. Este hombre piadoso perdió a su familia y salud junto con todo lo que poseía,
haciendo que su desanimada esposa le dijera, «maldice a Dios y muérete».

Aunque los hermanos de José lo vendieron como esclavo y la mujer de Potifar lo acusó
de intentar violarla, desempeñó un papel vital en la preservación del pueblo de Dios. José,
hablándole a su familia en Génesis 50:20, dijo: «Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios
lo cambió en bien para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha
gente».

Y considere al apóstol Pablo que describió en 2ª Corintios 11:16-33 las muchas cosas
malas que le sucedieron en su vida, incluyendo palizas injustificadas, lapidaciones literales,
e incluso un naufragio. A pesar de haber rogado tres veces para que su «espina en la
carne» le fuera quitada, Jesús le dijo a Pablo en 2ª Corintios 12:9 prometiéndole, «Te basta
Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad».

En Santiago 1:2 se le ordena al cristiano, «Tengan por sumo gozo, hermanos míos,
cuando se hallen en diversas pruebas». En particular, lucho con la parte de «sumo gozo»,
porque ¿a quién le gusta pasar por momentos difíciles? Pero hay un método para la locura.
Los versículos siguientes explican «que la prueba de su fe produce paciencia», la cual nos
lleva a la madurez. Poco después de que la esposa de C. S. Lewis falleciera de cáncer,
declaraba en su libro, que el sufrimiento, por sí mismo, no sirve para nada: «Para el que
sufre, lo que es bueno en toda experiencia dolorosa es, su sometimiento a la voluntad de
Dios, y, para los espectadores, la compasión suscitada y los actos de misericordia a que
conduce …». 23 De hecho, los tiempos difíciles pueden facilitar el crecimiento personal y
hacer que uno se acerque más a Dios. También pueden ayudarnos a ver quiénes son
nuestros verdaderos amigos. Puede que no sea fácil, pero existe un proceso.

Hace años, un buen amigo mío y su esposa perdieron a su hija al nacer. En aquel
momento y como no era creyente, se sintió desesperanzado. Unos años más tarde, se hizo
cristiano. Su cambio de fe no hizo que el dolor desapareciera por completo, pero el apoyo
del cuerpo de Cristo ha sido decisivo en su vida. A los cristianos se nos ordena escuchar
con empatía, tal como la Biblia nos instruye a ser «pronto para oír, tardo para hablar»
(Santiago 1:9).

A pesar de la realidad de que en la vida ocurren acontecimientos difíciles, es posible
hacer real la promesa de Romanos 8:28: «Y sabemos que para los que aman a Dios, todas
las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme
a Su propósito». Y el versículo 31 agrega: «Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra
nosotros?». Aunque resulte insensible limitarse a citar versículos como éstos a quienes
atraviesan momentos difíciles, los cristianos pueden estar seguros de que nada ocurre si
antes no pasa a través del velo del amor de Dios. 24

Como explica acertadamente John Piper:

«Cuando usted lee la palabra ‘esperanza’ en la Biblia (como en 1ª Pedro 1:13: ‘pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación de Jesucristo’), esta, no es un deseo. No es, ‘No sé si va a suceder, pero espero que suceda’. Eso no es en absoluto lo que se entiende por esperanza cristiana. La esperanza cristiana es cuando Dios ha prometido que algo va a suceder y usted pone su confianza en esa promesa. La esperanza cristiana es la confianza en que algo sucederá porque Dios ha prometido que sucederá». 25

LA APUESTA DE PASCAL Y EL MORMONISMO

Blaise Pascal, filósofo y matemático cristiano del siglo XVII, sugirió que un escéptico
debería considerar las consecuencias de la existencia de Dios. Muchos creen que el
cuerpo vuelve al polvo y cesa la conciencia. Pero, ¿y si eso fuera falso y Dios existiera?
¿Cuáles son las consecuencias si se le rechaza? Si la separación eterna de Dios por toda
la eternidad es el resultado, entonces Pascal dijo que tiene sentido creer.

No malinterprete a Pascal. Él no estaba sugiriendo que alguien debería hacerse
cristiano simplemente para obtener una póliza de seguro para la eternidad. Más bien
amonestaba a las personas que exigían que Dios bajara del cielo para poder estrecharle la
mano. Las evidencias presentadas en este breve capítulo parecen indicar que existe Algo
superior a los humanos. Si eso es cierto, ¿por qué no aceptar las afirmaciones de la verdad
del cristianismo?

Si una persona está dispuesta a considerar la posibilidad de la existencia de Dios, le
sugiero que se tome Santiago 1:5 al pie de la letra y ore pidiendo sabiduría. Para alguien
que desea desesperadamente conocer a Dios, una oración de este tipo podría ser tan
sencilla como la siguiente: «Dios, si Tú existes, guíame en mi búsqueda y dame la
sabiduría para descifrar entre la verdad y el error».

La sabiduría aplicada es necesaria para que una persona determine la verdad y
adquiera conocimiento. J. P. Moreland explica cómo «la sabiduría es el fruto de una vida de
estudio y de una mente desarrollada. La sabiduría es la aplicación del conocimiento
obtenido del estudio tanto de la Palabra escrita de Dios como de Su verdad revelada en la
creación. Si queremos ser personas sabias y espirituales, preparadas para afrontar las
crisis de nuestra época, debemos ser una comunidad que estudia y aprende, que valora la
vida de la mente». 26

Es necesario decirle al Santo de los Últimos Días que repetir las frases, «Sé que la
Iglesia es verdadera» y «Joseph Smith es un verdadero profeta de Dios» de una manera
auto convincente ya no será suficiente, ya que la evidencia va en contra de estas
afirmaciones. También los escépticos deben tener la mente abierta para buscar la verdad,
ya que Dios se pondrá a su disposición (Deuteronomio 4:29; Jeremías 29:13). Como
explica Hechos 17:27, Dios, «no está lejos de ninguno de nosotros».

PREGUNTAS DE DISCUSIÓN

  1. Aunque hay docenas de argumentos que usan los teístas para apoyar la creencia
    en Dios, en este capítulo sólo se detallan tres. ¿Cuál es para usted el más
    persuasivo? Si prefiere otra razón no discutida, ¿cuál sería? Describa cómo
    utilizaría su táctica con un escéptico.
  2. Quizá el argumento más sencillo sea mostrar cómo se puede deducir que hubo un
    diseñador para que el universo se creara como se creó y fuera capaz de albergar
    vida. Para usted, ¿cuál es un hecho sorprendente que demuestra el diseño del
    universo?
  3. ¿Qué puede decir el argumento moral sobre la existencia de Dios?
  4. ¿Cuál cree usted que es la principal razón por la que la gente rechaza creer en
    Dios? ¿Qué puede hacer un cristiano para hacer que un escéptico corriente
    considere la posibilidad de que existe un Dios que ama a las personas?
  5. Si usted tiene un testimonio sobre Jesús, ¿cómo podría usarlo para apoyar la
    existencia de Dios? ¿Es capaz de ofrecer una breve versión de su historia en tan
    sólo unos minutos para mostrar cómo Dios ha obrado personalmente en su vida?

FUENTES RECOMENDADAS

Recursos Para Principiantes

Douglas A. Jacoby, Evidencia Convincente de Dios y la Biblia: Encontrar la verdad en una era de dudas (en inglés, Compelling Evidence for God and the Bible: Finding Truth in an Age of Doubt [Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2010]).

Rick Stedman, 31 Surprising Reasons to Believe in God (Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2017).

Lee Strobel, El caso del creador: Un periodista investiga evidencias científicas que apuntan
hacia Dios
(en inglés, The Case for a Creator: A Journalist Investigates Scientific Evidence That Points Toward God [Grand Rapids, MI: Zondervan, 2004]).

J. Warner Wallace, La Escena de Crimen de Dios: Un Detective de Homicidios Examina la Evidencia para un Universo Divinamente Creado (en inglés, God’s Crime Scene: A Cold-
Case Detective Examines the Evidence for a Divinely Created Universe
[Colorado Springs, CO: David C. Cook, 2015]).

Recursos Para el Nivel Intermedio

Clay Jones, Why Does God Allow Evil? (Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2017).

Ron Rhodes, Answering the Objections of Atheists, Agnostics, and Skeptics (Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2006).

William A. Dembski and Michael R. Licona, eds., Evidence for God: 50 Arguments for Faith
from the Bible, History, Philosophy, and Science
(Grand Rapids, MI: Baker Books, 2010).

Norman Geisler y Ron Brooks, Cuando Los Escépticos Pregunten: Un Manual de
Evidencias Cristianas
(en inglés, When Skeptics Ask: A Handbook on Christian Evidences [Grand Rapids, MI: Baker Books, 2013]).

Norman L. Geisler y Frank Turek, No Basta Mi Fe para ser Ateo (en inglés, I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist [Wheaton, IL: Crossway, 2004]).

Kenneth D. Boa y Robert M. Bowman Jr., 20 Evidencias Irrefutables de Que Dios Existe:
Descubra Por Que Creer en Dios Es Mucho Mas Sensato
(en inglés, 20 Compelling
Evidences That God Exists: Discover Why Believing in God Makes So Much Sense
[Colorado Springs, CO: David C. Cook, 2005]).

Recursos Avanzados

William A. Dembski and Sean McDowell, Understanding Intelligent Design: Everything You
Need to Know in Plain Language
(Eugene, OR: Harvest House Publishers, 2008).

Stephen C. Meyer, Return of the God Hypothesis: Three Scientific Discoveries that Reveal the Mind Behind the Universe (New York: HarperCollins, 2021).

CAPÍTULO 3 – LA EXISTENCIA DE DIOS: ARGUMENTOS RAZONABLES PARA CREER

  1. Si desea conocer más acerca de este tema, visite, mrm.org/book-of-mormon-
    translation-essay
    .
  2. Más acerca de este tema, en, mrm.org/book-of-abraham-essay.
  3. Refiriéndose a los «neo-ateos», Paul Copan señala cómo sus «argumentos contra
    la existencia de Dios son sorprendentemente endebles, y a menudo se parecen
    mucho más al simplista ateo de pueblo que al académico con credenciales». Paul
    Copan, Is God a Moral Monster? Making Sense of the Old Testament God (Grand
    Rapids, MI: Baker Books, 2011), 17.
  4. En su libro «The Next Mormons: How Millennials Are Changing the LDS Church»
    (Nueva York: Oxford University Press) página 220, la bloguera mormona Jana Riess
    informa que el 44% de los antiguos mormones se clasifican a sí mismos como
    ateos, agnósticos o nada en absoluto. Esta es una estadística muy preocupante,
    sobre todo teniendo en cuenta que sólo registró un 10% de los que acabaron siendo
    cristianos evangélicos.
  5. Josh y Sean McDowell, Evidencia que Demanda un Veredicto (en inglés, Evidence
    that Demands a Verdict
    [Nashville, TN: Thomas Nelson, 2017]), xxxix.
  6. Norman L. Geisler y Frank Turek, No Basta Mi Fe para ser Ateo (en inglés, I Don’t
    Have Enough Faith to Be an Atheist
    [Wheaton, IL: Crossway, 2004]), 26. Cursivas
    en el original.
  7. Alex McFarland, Las 10 objeciones más comunes al cristianismo (en inglés, The 10
    Most Common Objections to Christianity
    [Ventura, CA: Regal, 2007]), 37-38.
  8. Frank Turek, Stealing from God: Why Atheists Need God to Make Their Case
    (Colorado Springs, CO: NavPress, 2014), xxiii-xxv. Las elipsis son mías.
  9. Paul Copan, That’s Just Your Interpretation: Responding to Skeptics Who Challenge
    Your Faith
    (Grand Rapids, MI: Baker Publishing, 2001), 22.
  10. Antony Flew, Dios Existe: Como Cambió de Opinión el Ateo más Famoso del Mundo
    (en inglés, There Is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His
    Mind
    [New York: HarperCollins, 2007]), 132.
  11. ibíd., 158. Flew afirmó en la página 185: «Creo que la religión cristiana es la que
    más claramente merece ser honrada y respetada, sean ciertas o no sus
    afirmaciones de ser una revelación divina».
  12. Norman L. Geisler, Enciclopedia Baker de Apologética Cristiana (en inglés, Baker
    Encyclopedia of Christian Apologetics
    [Grand Rapids, MI: Baker Books, 1999], 277.
  13. Stephen C. Meyer, Return of the God Hypothesis: Three Scientific Discoveries that
    Reveal the Mind Behind the Universe
    [Nueva York: Harper One, 2021]), 382. Para
    los que deseen una sobredosis de pruebas científicas, recomiendo este recurso, así
    como otras obras de Meyer.
  14. ibíd., 238.
  15. Geisler, Enciclopedia Baker de Apologética Cristiana (en inglés, Baker Encyclopedia
    of Christian Apologetics
    ), 26-27.
  16. Michael J. Behe, La Caja Negra de Darwin: El Reto de la Bioquímica a la Evolución
    (en inglés, Darwin’s Black Box: The Biochemical Challenge to Evolution [New York:
    Free Press, 2006]), 42. Behe respondió a los críticos en, A Mousetrap for Darwin:
    Michael J. Behe Answers His Critics
    (Seattle, WA: Discovery Institute Press, 2020).
  17. C. S. Lewis, Mero Cristianismo (en inglés, Mere Christianity [New York: MacMillan
    Publishing, 1943]), 45. Cursivas en el original.
  18. Geisler, Enciclopedia Baker de Apologética Cristiana (en inglés, Baker Encyclopedia
    of Christian Apologetics
    ), 279. Cursivas en el original. Las elipsis son mías.
  19. Frank Turek, Stealing from God, 97.
  20. ibíd., 98.
  21. Geisler y Turek, No Basta Mi Fe para ser Ateo (en inglés, I Don’t Have Enough Faith
    to Be an Atheist
    ), 172. Cursivas en el original.
  22. Para ver pruebas de la persecución religiosa que continúa hoy en día, visite la Voz
    de los Mártires. Sitio web: https://www.persecution.com/es/
  23. C. S. Lewis, El Problema del Dolor (en inglés, The Problem of Pain (New York:
    Macmillan Publishing, 1962), 110.
  24. Para una comparación de cinco puntos de vista diferentes, ver, Chad Meister and
    James K. Dew Jr., eds., God and the Problem of Evil: Five Views (Downers Grove,
    IL: IVP Academic, 2017).
  25. John Piper, desiringgod.org/interviews/what-is-so-important-about-christian-hope.
    Cursivas en el original.
  26. J. P. Moreland, Love Your God with All Your Mind: The Role of Reason in the Life of
    the Soul
    (Colorado Springs, CO: NavPress, 1997), 39.

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